Resumen
El presente artículo postula la importancia de visitar e historizar la crisis del SIDA para romper con los discursos del “post-sida” (Walker) que han promovido un paradigma de superación histórica y autogestión crónica de la enfermedad, que descarga la responsabilidad del cuidado sobre los propios sujetos, enmarcado en un esquema de valores neoliberal e individualista. Dichos discursos, como han advertido críticamente autores como Dion Kagan, Sarah Schulman y Susan Sontag, tienden a despolitizar la sexualidad, desactivar la memoria colectiva y justificar el desfinanciamiento de la lucha contra el virus bajo la ilusión de una superación tecnocrática. A partir de estos enfoques, se analiza primero la memoria colectiva de Estados Unidos, atravesada por procesos de duelo forzado y gentrificación del imaginario al servicio de intereses imperialistas. Luego, se presenta un recuento de los estudios latinoamericanos que, como los de Lina Meruane, han problematizado las complicaciones de la globalización, especialmente en contextos de masculinización impuesta y las nuevas homonormatividades. Finalmente, se integra una lectura contemporánea de la postcrisis en Chile con la novela Los hombres que no fui de Pablo Simonetti, para reflexionar sobre el ambiente de represión, exclusión y olvido en que se presenta la memoria de las personas fallecidas por causas relacionadas con el sida.