Resumen
OBJETIVO: El diagnóstico precoz de la infección por VIH redunda en un beneficio tanto de salud pública como individual, puesto que un retraso diagnóstico implica una menor recuperación inmune y un mayor riesgo tanto de progresión como de transmisión de la infección. El objetivo de nuestro estudio fue analizar la prevalencia y características de los pacientes naive con diagnóstico tardío (<350 CD4/mm3) en nuestra cohorte, así como los posibles factores asociados al retraso diagnóstico.MÉTODOS:
Revisamos todos los pacientes naive de una cohorte de un hospital madrileño, analizando las características epidemiológicas basales generales y del grupo “late presenters” (datos cualitativos en frecuencias absolutas, porcentajes y datos cuantitativos mediante media ± desviación típica, mínimo y máximo). Se analizó asimismo la presencia de posibles factores relacionados con un mayor riesgo de diagnóstico tardío (test de la chi-cuadrado o test exacto de Fisher para variables categóricas y test de la t-Student para variables continuas). RESULTADOS: El 45.5% de nuestros pacientes naive fueron diagnosticados de forma tardía, con una media de CD4 al diagnóstico de 166 CD4/mm3. De ellos el 70.9% eran varones, y europeos en el 52.7% de los casos. La vía de adquisición fue mayoritariamente heterosexual (59%), y tenían enfermedad definitoria de SIDA el 32%. Hasta el 7% de los pacientes fueron diagnosticados de un proceso tumoral asociado.
En el análisis multivariante se analizaron como posibles factores de riesgo independientes para un diagnóstico tardío la nacionalidad española, la adquisición heterosexual y el uso de drogas, obteniendo únicamente significación estadística con la transmisión heterosexual (p=0.049), sin diferencias relevantes según la procedencia, tal y como se ha descrito en otros estudios.
CONCLUSIONES:La vía de transmisión heterosexual es un factor de riesgo independiente para tener un diagnóstico tardío del VIH, que sigue siendo un problema sin resolver, con graves consecuencias económicas, sociales e individuales para el paciente. Deberían implementarse campañas informativas, así como estrategias de cribado más efectivas, dirigidas especialmente a esos grupos poblacionales en los que se objetiva un mayor riesgo de atención especializada tardía.