Hace muchos años que desde SIDA STUDI y otras entidades reivindicamos que la Educación Afectivo-Sexual[1] es un derecho de todas las personas, que la mejor manera de asegurar el acceso a una educación de calidad para todas es a través de la escuela y que tiene que ser un proceso que se dé durante toda la vida. Creemos importante recordar que la educación sexual es uno de los Derechos Sexuales reconocidos a nivel internacional; que los Derechos Sexuales son Derechos Humanos, y que no garantizar su cumplimiento también es una manera de vulnerarlos.

En las intervenciones de nuestra entidad se apuesta por una Educación Afectiva-Sexual con un enfoque de derechos y desde una perspectiva integral, que celebre las múltiples maneras de vivir las sexualidades. Que contemple todos los cuerpos y placeres y que, en vez de entrar en juicios morales, promueva la autonomía, la capacidad de decisión de las personas en relación a sus sexualidades y la ética relacional. Tratamos también de incorporar una mirada feminista interseccional para abordar las desigualdades sociales que condicionan el ejercicio de los Derechos y poner en marcha procesos de empoderamiento individual y colectivo transformadores.

En las evaluaciones y estudios realizados entre los y las jóvenes con quienes trabajamos en nuestras intervenciones grupales de promoción de la Salud Sexual, hemos identificado que la pornografía es una de las fuentes de información sobre sexualidad más señalada (sobre todo en el caso de los chicos). Nuestra interpretación de este hecho es que la adolescencia es una edad en la que se tiene poca experiencia sexual y la sexualidad es un tema tabú del que, aparte del porno, hay muy pocas referencias explícitas accesibles a los y las jóvenes. Esta combinación hace que para adolescentes y jóvenes sea muy difícil elaborar una lectura del porno en clave de ficción. Por ello, para muchos jóvenes que no tienen garantizado el derecho a una educación sexual de calidad, la pornografía es su única referencia.

La pornografía no-crítica reproduce los valores de la sociedad de donde sale: una sociedad en la cual las violencias machistas, incluida la LGTBIfobia, están presentes en el día a día, en las relaciones laborales, institucionales, de mercado y también en las relaciones íntimas. Muy resumidamente, podemos decir que el machismo, la norma heterosexual, el capacitismo y el racismo estructurales han condicionado la forma de vivir la sexualidad de las mujeres, las personas con cuerpos, deseos e identidades no normativos, personas no blancas o no consideradas deseables según los estereotipos dominantes. El porno es una ficción; de entrada no tiene porque ser bueno o malo: es su capacidad para romper con los estereotipos y las lógicas dominantes lo que lo puede hacer más interesante o bien, un elemento más que tenemos que mirar con ojo crítico. Para SIDA STUDI, acompañar en el proceso de aprendizaje de una sexualidad libre y no machista es fomentar este “ojo crítico” hacia todas las representaciones de la sexualidad que recibimos diariamente desde la publicidad, el cine, la televisión, etc.

Pensamos que el contenido del spot promocional del Saló Eròtic 2018 es interesante y celebramos que estas ideas tengan difusión, llegando a un público que por diversos motivos nosotras no llegamos. No obstante, nos preocupa que este discurso no sea una realidad dentro de la industria del porno. ¿Hasta qué punto no se trata de una estrategia de mercado que tiene como finalidad producir más ingresos, con un sistema vertical donde sigue existiendo precariedad laboral, y desigualdad de derechos y de poder en la toma de decisiones? No confiamos en que el mercado tenga capacidad para aplicar un discurso rompedor que pueda generar un cambio real en las relaciones. Hace tiempo que desde asociaciones, entidades y colectivos de base se elaboran discursos alternativos y combativos. En los últimos años hemos visto como “el mercado” se apropia de algunos discursos críticos pero los utiliza sólo como fachada, mientras mantiene intacto su sistema productivo. El hecho de que sean mujeres las que ahora se ponen al frente de las áreas de producción y decisión es importante, pero sin un cambio más profundo en el sistema de relaciones y en las lógicas de mercado (lógicas masculinizadas) supone sólo un cambio de nombres.

Así pues, nos reafirmamos por una Educación Afectivo-Sexual feminista, durante todo el ciclo formativo, realizada por profesionales con formación feminista especializada y con espíritu crítico. Así mismo, creemos que las producciones culturales son producto de la sociedad y reproducen sus estereotipos, pero a la vez tienen la capacidad de generar crítica y dar visibilidad a las vivencias y realidades subalternas. Existen experiencias que exceden los límites de los circuitos y de las lógicas del mercado neoliberal, y son estas las que queremos que se propaguen.

También pensamos que es importante apoyar la defensa de los derechos de las trabajadoras en todas partes, especialmente en los sectores más precarizados y marcados por las desigualdades de género. Por este motivo son importantes iniciativas como la sindicación de trabajadoras del porno, de trabajadoras del sexo y otros, ya que son herramientas de autodefensa colectiva en un contexto donde cada vez es más difícil acceder a una vivienda digna, a derechos laborales, a pensiones dignas, etc.

El Saló Eròtic 2018 ha hecho viral un debate que hace años que intentamos colocar en las agendas políticas: la reivindicación de una educación sexual de acceso universal, feminista y con perspectiva de derechos. Animamos al Saló Eròtic y a toda la industria a que no se queden en un mensaje promocional y participen de nuestra propuesta transformadora.

Espot Promocional Saló Eròtic 2018