Resum
Las tecnologías de prevención del VIH dirigidas a personas no infectadas, al enfatizar una visión limitada del individuo como agente racional, acaban por reproducir una economía moral de protección frente a un otro peligroso en la que la elección de la pareja sexual adecuada se convierte en la medida de prevención más implícita e insistentemente promovida. Cuando se trata de intervenciones de prevención entre personas con VIH, esta economía moral resulta problemática, ya que éstas son situadas en una posición de culpa y de responsabilidad por la pareja sexual. En este artículo exploro cómo las personas con VIH transforman (o no) una tecnología que impone una ortopedia disciplinante a la intimidad sexual en una experiencia vivible. Con tal fin se presenta un marco de análisis que presta atención a las dinámicas mutuamente formativas de cuatro dimensiones: el cuerpo, la información, las tecnologías y los contextos relacionales. A través del análisis de una parte de los resultados de un estudio etnográfico más amplio sobre la prevención positiva entre pacientes con VIH en unidades hospitalarias de Madrid trato de aproximarme a los ajustes cotidianos que llevan a cabo las personas con VIH con las mencionadas dimensiones, y se procura inscribir estos procesos en las disposiciones sociohistóricas de las políticas de la vida en torno al sida. (Extraído del documento)