Resum
La infección por el VIH y su curso a Sida, precisa de un ajuste o adaptación a
las diferentes etapas o estadios de la enfermedad. Las personas que en su día
fueron diagnosticadas de Sida, en especial en la era pre-TARGA, se percibían
altamente amenazados ya que la información que recibían del entorno era
frecuentemente fatalista. Si la persona infectada y su entorno socio-familiar
coincidían en la percepción de amenaza vital podían aparecer síntomas de un
Trastorno por estrés post traumático (TPEPT) y presentar desajustes tanto en
la esfera emocional como en la conductual. Este pre-duelo, o duelo anticipado,
podía conllevar a una desvinculación con las personas del entorno afectivo y a
una conducta entre expectante y temerosa. Si a esto sumamos que la
información que se podía llegar a recibir incluía, en no pocas ocasiones,
pronostico vital señalado en un calendario, esto nos lleva a pensar que los que
se despidieron de la vida, los que se daban por muertos, si no se supieron
ajustar a la nueva era, (en general con la llegada de la TARGA) presenten
incluso hoy día cuadros clínicos que coinciden con lo que ya en 1988, T.
Dhomont, acuñó como Síndrome de Lázaro, por la similitud con la resucitación
de los que todos, incluido los afectados, daban por muertos. Conductualmente
implica estrategias de afrontamiento en las que predomina la evitación a modo
de temor al compromiso, a realizar planes de futuro, y por otra parte,
emocionalmente dificultad para re-establecer vínculos. (Resumen de los autores)