Resum
Desde su primer aislamiento en 1983, el virus de la inmunodeficiencia humana (HIV) ha infectado a más de 77 millones de personas y solo se ha documentado un caso en el cual el virus fue removido completamente del organismo; aún resta confirmar un segundo caso informado recientemente. El tratamiento antirretroviral logra controlar la replicación viral en el plasma y en consecuencia recuperar (al menos parcialmente) la actividad del sistema inmune, con una notable reducción de la morbilidad y la mortalidad asociadas a la infección por HIV. Sin embargo, ante la dificultad para eliminar completamente el virus del organismo, es necesario continuar el tratamiento de por vida. Esto implica la exposició n a largo plazo a drogas antirretrovirales con riesgo de generar intolerancia, efectos tóxicos, brechas en la adherencia y selección de mutantes resistentes. Otro aspecto a considerar es la carga económica que implica tratar a 37 millones de personas infectadas con HIV, la mayoría de ellas en países que solo pueden afrontar esos costos con ayuda internacional. Por ello, hasta tanto se disponga de una vacuna capaz de prevenir la infección de todas las formas circulantes del HIV, es necesario desarrollar nuevas herramientas terapéuticas capaces de complementar y potenciar los efectos del tratamiento antirretroviral. Diversos ensayos preclínicos sugieren que la administración pasiva de anticuerpos monoclonales dirigidos contra la glicoproteína de envoltura viral podría prevenir la infección, reducir la carga viral, estimular la respuesta inmune y favorecer la eliminación de células infectadas con HIV.