Resumen
Los inmigrantes representan en torno a un tercio de los nuevos diagnósticos de VIH en España y constituyen una población especialmente vulnerable a sus consecuencias negativas debido al contexto sociocultural, económico, laboral, administrativo y legal. Los inmigrantes se diagnostican más tardíamente, lo que empeora su pronóstico individual y facilita el mantenimiento de la epidemia en la población. A pesar de las diferentes barreras que experimentan para acceder a los servicios sanitarios en general, y a los relacionados con el VIH en particular, el acceso al tratamiento antirretroviral se ha producido en condiciones similares a la población autóctona. Sin embargo, los beneficios obtenidos del mismo han sido inferiores, siendo los subsaharianos y las mujeres los grupos con peor respuesta. Es necesaria una actitud proactiva para el diagnóstico precoz de la infección, la adopción de medidas preventivas para evitar nuevos casos y proporcionar una atención sanitaria accesible, adaptada y de alta calidad.